viernes, mayo 29, 2009

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Interrumpo la lectura de un libro pues me han dado ganas de escribir. Me acerco a la computadora, me siento frente a ella. Hago puño con mi mano izquierda y lo cubro con mi mano derecha, presionando fuertemente hasta que mis dedos truenen. Repito la operación a la inversa y estoy listo. Es de noche, la luz del monitor me deja ver la blanquísima plantilla de Word que acabo de abrir. Observo las barras de herramientas, las de tabulación. No me decido por el tipo de fuente a usar y tampoco su tamaño. Poco importa, una vez terminado mi escrito lo sombrearé y modificaré a mi antojo.

Antes, ejecuto un programa para escuchar música y me tomo varios minutos escogiendo los temas que, intuyo, me inspirarán. Alzo el volumen pues no logro disfrutar la música muy callada. Afuera se oye la voz del vecino discutiendo con su hija. La está reprendiendo por haber llegado tarde. Ella llora y le contesta musitando algo que no llego a escuchar. Él se enfada más, y el tono enérgico de sus palabras se transforma en gritos. Me levanto, asomo la cabeza por la ventana y veo cenitalmente la escena. Ambos están en el patio. Ella tiene la cabeza hundida con su mentón presionando la parte superior de su pecho, en silencio. Su padre continúa llamándole la atención. Le habla sobre las reglas que a sus 16 años, ella debiera respetar. De pronto, el vecino levanta la mirada hacia el cielo, como intentando hallar una explicación a lo sucedido, y me descubre. Me quedo inmóvil sin encontrar qué hacer. Él me saluda, y la niña al verme, huye dentro de la casa, avergonzada. Sé que luego me agradecerá el haberla salvado de un interminable sermón sobre la vida y los roles de la misma.

Vuelvo al teclado y continuo mirando la plantilla vacía. El episodio me distrajo pero no me quitó las ganas de seguir escribiendo. Digito algunas frases y las borro automáticamente. Hago lo mismo muchas veces y ahora me encuentro tarareando un tema de Spinetta. Cierro los ojos intentando treparme a la melodía, busco en mi mente las palabras correctas que den inicio al impredecible acto de manchar la página virtual, que a estas alturas, ya me está inquietando.

Por fin encuentro la frase adecuada y en ese preciso instante siento en mi bolsillo vibrar el celular. Contesto. Es un amigo que me pregunta por mis planes para esta noche de viernes. Le respondo que no tengo ninguno, salvo el de escribir algo para mi blog. Me invita a tomar unos tragos en un nuevo bar que ha abierto un amigo suyo. Le digo que está bien, pero que más tarde. Quedo en devolverle la llamada. Cuelgo. La frase que segundos antes me había asaltado, ahora se hallaba perdida en algún surco de mi cerebro, atiborrado de alcohol y malas noches. Ese archivo es irrecuperable -pienso-.

Las ganas están intactas, pero la motivación se ha largado no muy lejos y se ha escondido tras el vecino, su hija y mi amigo. No quiero rendirme, todavía. Voy por un vaso con gaseosa y un cigarrillo. Eso es, necesito un puchito -me digo-. No encuentro el bendito encendedor y me da flojera bajar nuevamente las escaleras para encender el cigarro en la hornilla de la cocina. Me bebo la gaseosa de un trago y eructo larga y fuertemente, tratando de exorcizar mi ánimo menguado.

Resuello alguna lisurota y retomo con firmeza el teclado, lo acomodo simétricamente sobre la madera que lo sostiene y poso mis dedos encima. Las yemas de mis dedos tocan los cuadrados, pero no llego a ejercer presión sobre ninguno. Veo mis manos extendidas, como las mujeres que secan sus uñas luego de pintarlas. Traqueteo las teclas, igual que hacía de niño con la máquina Olivetti de mi padre. Dirijo la mirada al monitor y me río con lo que veo: kdfhrljjvngjghijihñjhoi…

No hay caso, se fue todo a la mierda. Cojo el teléfono y llamo a mi amigo. Apago todo, con prisa. Quiero alejarme lo más rápido posible de esta habitación. Desciendo raudo por las escaleras, me detengo en la cocina, enciendo mi cigarro y antes de salir le digo a mi madre, gritando, que ya vuelvo, que quizá no venga a dormir y que no se preocupe.

Ya en el bar, y mientras tomo mi tercer chilcano, revientan en mi cabeza, cientos de ideas geniales, maravillosas, dignas de alabanza. Pero me resigno a perderlas nuevamente y como siempre. Seco mi trago, pido otro y conformo mi destino a escribir las mismas cojudeces de toda la vida.

26 comentarios:

Acitsonga dijo...

¿Viste? La chismosería pasa factura

[ [EBP]] dijo...

jajajaajajaja.. genial loco... como siempre... a mi también me pasa que cuando tomo, se me vienen a la mente unas ideas alucinantes para escribir, pero luego al otro día no me acuerdo ni mierda, en mi caso, mi archivo cerebral se quemó.. o lo quemé yo, no importa

Jocho dijo...

el alcohol siempre trae cosas buenas (al menos a mi, claro que una que otra cosa mala pero la verdad no importan mucho, y si me ha dado muchas ideas para el blog)

y lo de no saber que escribir, estoy en esas, quiero sacudirme de mis ultimos posts haciendo uno de diez hojas que nadie pueda terminar jeje

Anónimo dijo...

Wauuuuu!!!!! lo mejor que te he leído y leído en tiempo!!!! a la altura de apples!!
Gracias, desde el fondo de mi corazón.

Marie

pd. Mientras leía, escuchaba High and dry de Radiohead... perfecto soundtrack para tu texto.

Calle Quimera dijo...

Mientras te iba leyendo me acordaba de un soneto de Lope de Vega..

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tal aprieto;

catorce versos dicen que es soneto:

burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;

mas si me veo en el primer terceto

no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho,

pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;

contad si son catorce, y está hecho.

Pues ya ves, burla burlando has compuesto un post. Y de lo más divertido... Me hiciste pasar un buen rato.

Mil besos.. :-)

Anónimo dijo...

Suele pasar... el hecho de salir, ver gente caminando o bailando y diferentes situaciones, hacen que nuestro cerebro despierte y vengan todas las ideas de golpe... pero el alcohol puede más eh??

Malena dijo...

Mi querido Allan: Me ha encantado esta descripción de tu inspiración no llevada a cabo.¡Jo! que de cosas pasaron pero lo que no has pensado en que bien te puede servir para el guión de alguna película, Sr. Director.

¿Te dio las gracias la jovencita por librarse del "chorreo" del padre? :)

Besos y rosas, Allan.

Gise dijo...

Snif.. todo iba taaan bien en mi imaginación hasta que leo una pequeña frasecita y zuas! baldazo de agua fría en la sesera.

No pues, te imaginaba hasta acomodándote los lentes, con prisa, con el pucho sin encender en la boca y bajando con decisión y dispuesto a adentrarte en la vida nocturna de Lima cuando pataplum!(se nota que me gustan las onomatopeyas, no?), me saca de cuadro tu "...le digo a mi madre..."Pucha me jo*iste la imagen varonil y bohemia de la mente.

Así no juega Perú!

ACM dijo...

El flaco acompaña en esos ratos como a mi, te ha quemado un poco... coincidencia con mi post

Clonpi dijo...

Supongo que a muchos bloggers les pasa eso. Hace tiempo yo me compre un bloc (de papel), para escribir mientras estaba en la combi o en cualquier momento que tenga esas epifanías, pero al poco perdi mi mochila con en bloc (y mi mp3, mis recibos por honorarios y varias cosas mas) adentro, y ahi se fue todo al carajo porque no había pasado nada de lo escrito al blog. Ahi me di cuenta de que de todos modos habran historias que se queden en tu mente por siempre. Caballero, resiganrse a escribir siempre lo que se te ocurra en el momento, las mismas cojudeces.

soleil dijo...

jaja, de todas formas las palabras salen, aunque sea para contar que no tienes nada para contar! ya es un buen inicio, creo yo.

JRodriguezD dijo...

A mi las mejores ideas se me ocurren en los buses... pero como casi siempre voy de pie, nunca las apunto...

francesc dijo...

jajajaj, suele suceder, a mi se me ocurren las ideas cuando voy circulando con la moto y luego también se me queda entre las entretelas del cerebro.
Saludos

Anónimo dijo...

El alcohol dicen que excita las facultades de nuestra naturaleza.
Hace mucho que no suelto genialidades de alcohol.

Head

Rolando Escaró dijo...

ni modo mano,las letras salen cuando uno menos lo imagina

Nam dijo...

Jajajaja, que buen post maestro.
Lo que a mi me pasa es que en algun lugar de mi mente quiero creer las ideas que aparecen en situaciones en las que no tengo como grabarlas son muy buenas, pero realmente supongo que no lo son tanto ya que al sentarme a evocarlas solo recuerdo estupideces.
Un abrazo.

Palo dijo...

Distraido, a mi me encanta tambien hacer tronas mis dedos!


besos y abrazos

*

la turbia dijo...

Este está bueno. No son muchos los posts tan buenos.

Y contrario a lo que dice Gigi, el ingrediente "madre" va más que pintada a la imágen bohemia y varonil.. por eso es solo una imágen.

Nats dijo...

Hahaha creo que todos te entendemos perfectamente. La única vez que no me permití darme ese lujo fue cuando aparecieron ideas geniales para responder EL mail y terminé corriendo a casa con todos los brazos llenos de tinta. Al día siguiente llegué con las justas a clases y obviamente sin bañarme... Supongo que hasta ahora recuerdo y recuerdan lo que puse.

AnaR dijo...

Así y todo no te quitas de encima ese matiz ameno que caracteriza a todos tus textos.No siempre hay algo que decír,pero ,sí, que contar.

Abrazos

Calle Quimera dijo...

La inspiración es puta y borracha,al menos la mía.SALUD¡¡¡
pd:Podrías poner algo de "luz" sobre los incidentes ocurridos entre indígenas y policías en Perú?.Te lo digo porque según lo que leas dicen una cosa u otra.En unos sitios los policías son héroes que han muerto por su país en otros opresores del pueblo indígena.Y usted,qué opina?.Un abrazo .....y al toro¡¡¡

Miguel Rodríguez dijo...

Cuando me dispongo a escribir lo único que me puede distraer es un buen poto.

Abrazos!

Anthony dijo...

Explendido!!!

Muy bien el post.

Y que vivan las mismas cojudeces de toda la vida.

Mafa dijo...

No seas vago y escribe algo pronto : P

Julius Contreras dijo...

Difícil tener una libreta de apuntes en un bar, y difícil escribir algo con varios tragos encima.
De todos modos buena la intención de complacer a tus fanáticos con algún escrito, así sea la historia de que quisiste escribir algo y no pudiste por motivos externos. Siempre pasa y es inevitable. Un abrazo.

dmoOn dijo...

Como dijo el gran Pinky
"Pues viene y se va"