martes, octubre 31, 2006

Toros

Es menester de octubre leer en diarios y revistas, modositas crónicas y faroleros artículos sobre las corridas de toros dominicales que se cometen en nuestro colorido mes morado.

Artículos que van acompañados de lindas fotos en las que se retratan a señorones tardíos y sus esposas, en perfecta mixtura con bellos ejemplares de la más rubia mocedad.
Blasonando botas para vino, espléndidos sombreros y blanquísimos atavíos, se les ve disfrutando de este ancestral espectáculo, al parecer, digno nada más de personas con impronta de mohoso abolengo y refinada cultura.

Los imagino en Acho, agitando pañuelos, ávidos de chicuelinas y verónicas. De navarras en el quite y serpentinas para el remate. De gaoneras, fregolinas, lagartijeras y cuanta suerte peregrina exista.

Digamos que hasta ahí va todo bien.

Lo siniestro de esta gente, se manifiesta en su solaz expectación de la tortura. Tortura que se le propina al animal, antes y durante la macabra faena.

Los puyazos de las banderillas y del picador, sumados al encierro previo en chiqueros, las descargas eléctricas y los azotes con bolsas de arena que sufren los indefensos bóvidos, antes de ser soltados al ruedo, minando su ímpetu y aterrando su pacífica existencia con el único y depravado fin, de dar regocijo a necios impunes que, amparados en el sibilino argumento de “cultura y tradición”, dan rienda suelta a sus más decantadas perversiones.
Y en al acto más exótico de conmiseración, se ultima a la bestia, en medio del jolgorio decadente de la turba.

El repudio para con estos sádicos de tendido, se justifica por su inusitado deleite ante la muerte, precedida del suplicio, convertido en deplorable show del horror.

Podríamos así, agregar a nuestro acervo popular, la no menos salvaje pelea de pitbulls que cuenta con la misma bruteza infame de la tauromaquia y la gallística. Ese otro dizque arte venerado casi por los mismos sujetos de gradas arriba.

Es paradójico saber que a estas personas, se les frunce el culo y se les disloca el guano, cada vez que ven por tele a estos perros en sanguinaria lucha y provocando orgiásticos denuedos del respetable.
Si hasta mandan cartas de queja a los mismos diarios y revistas de los que les hablé.

Y los egregios periodistas de El Comercio y de Caretas, publican reportajes alertando a la población por la presencia de ruines muchachos desquiciados, quienes ignorantes y aturdidos, enfrentan a diabólicos canes entre si. Pero en excelso abuso de la concha, estos mismos agoreros de la pluma, encabezan las fotos y firman los artículos de los que también les hablé.

Nadie pide encierro ni destierro para ellos. Solo que dejen de arrostrarnos con su maldita soberbia. Tienen un severo problemita que blanden como guapa virtud y eso es algo que no debemos tolerar.

Les recomiendo a quienes disfrutan de la sangre y el tormento ajenos, que se junten con respetados escatofílicos, distinguidos sadomasoquistas o preclaros fetichistas y demás; para que hermanados todos por su despenalizada afición, divulguen su inédito concepto de: VENIAL ABERRACIÓN. Título santurrón, que los libraría de ser tildados con cualquier otra grosera denominación.

Disfruten su domingo canallas, ahora que todavía pueden.

4 comentarios:

Dragón del 96 dijo...

Completamente de acuerdo contigo.

Mi suegra y flaca eran fanaticas de los toros, hasta que vieron de lo que realmente se trataba. Realmente lo hacían por estar con los "amigos" y eso "decian" les daba status.

Hay otros tíos más viejos que lo hacen solo por que es una fiesta extranjera (como celebrar Halloween), es signo de distinción y demas tonterías poseras que les da tranquilidad.

Pero familia es familia y a todos se les quiere por igual (que no es lo mismo que ser el tío favorito)

Me gusto este post.

Slaudos.

Unknown dijo...

Me quito el sombrero que no tengo! Una manera elegante de mandar a la mierda a los hombres y mujeres "amantes de los toros" escrito muy exquisitamente!

Anónimo dijo...


Desde ninha asisti a muchas corridas de toros, cada vez que ibamos a Santiago de Chuco siempre terminabamos en las malditas corridas.
Jamas entendi porque lo hacian
y menos aun porque me llevaban..
Nunca me gusto y ahora lo detesto.

Me parece una brutalidad.

Un beso.


Eduardo Rodríguez dijo...

Esta actividad me parece aberrante y la iglesia católica a quienes ellos citan tanto como las corridas "por el mes morado" no dice nada. Por que donde hay plata la puta de la iglesi católica no dice nada.
Es difícil desterrar estas prácticas abominables porque es manejada por gente con poder económico y político. Por ejemplo los dueños de diarios como el comercio o caretas que bien mencionas... la única esperanza es que sus hijos quienes dirigirán pronto estos diarios no se hayan contaminado... o quizás es demasiado tarde.