lunes, setiembre 28, 2009

vestecun...

La coprolalia, es -según el mataburro- la tendencia patológica a proferir obscenidades y groserías. Así entonces, yo sufro de aquello, padezco esta especie de síndrome compulsivo que me obliga a ir lanzando reconchatumadres y gramputas por doquier. A referirme a chuchas y pingas, como si de tararear una canción se tratase

Y la verdad, no deseo curarme. Estoy bien así; es más, me encanta carajear, mierdear y putear, entre otros improperios, de mayor o menor calibre.


Trato, eso sí, de hacerlo con mis pares generacionales o con personas con las que desarrollé algún tipo de confianza, aunque sea mínima. Evito las palabrotas en lugares públicos y ante personas mayores, niños o señoras. No importa que los niños sean hoy, unas máquinas de producir lisuras, o que algunas tías se manden de hacha en la cola del mercado o en el bus, con un lenguaje canero de la peor estofa. O que los abuelitos, todavía sigan dándole duro al arte del baldón y el vituperio. No me gusta ‘obligar’ a nadie a escuchar las porquerías que pueda yo espetar.


Ni que decir de las muchachitas que han desarrollado, más que tetas o vello pubiano, un lenguaje tan ramplón, que, sin dármela de cura, me ha llegado a sorprender.


Hago esta pequeña introducción, pues sabido como es, que el 95% de personas decimos lisuras la mayor parte del tiempo (en el 5 restante, se encuentran también los muditos), no entiendo por qué carajo, la gente se caga de la risa cuando en el cine, algún personaje lanza una lisura en alguna película nacional.


Como si algo ajeno, lejano y prohibido les haya sido revelado de pronto. Un carajo y risas; un mierda y risas. No digamos cuando se escucha pichula o algo referido a los órganos sexuales, ya es el deshueve con la risotada.


Incluso en un programa de televisión, invitaron a un intelectual de callejón y a una actriz de lisura fácil. Lo mismo: al primer puteo, una carcajada estruendosa del respetable, acompañada de los respectivos aplausos breves que le siguen a toda palomillada o gracia.


Uno de los conductores del programa, conocido por su ‘esquinismo’, por tener ‘lleca’, ‘barrunto’ y demás, se meaba de risa con sus propias pendejadas. Y el otro, más cultivado, mejor hablado y leído, igual nomás, festejaba cada chucha como si del vocablo más divertido y trasgresor se tratara.


La hipocresía en este país, estás más arraigada que el racismo, que la corrupción o la mentira.


Que cagada.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que eres tirapiedra... y por eso, entre tirapiedras nos entendemos. Yo soy igual y por ser mujer, me reclaman más de la cuenta... pero al igual que tú, no quiero curarme. Y aunque me reclamen, me vale verga.
Beso!

Mafa dijo...

Creo que no se saben ni se siente trasgresores pero en el fondo lo son por ignorancia. Esos que se ríen con una lisura en el cine, son un poco infantiles cerebrales.

Un beso

Unknown dijo...

Creo que muchas veces algunas cosas mereces una buena lisura, si te cortas el dedo no vas a decir "ay uy cómo me duele" no?

bsos de esposa primeriza y Recién casada

Gise dijo...

Yo entiendo que los hombres tengan una manera más coloquial de hablar entre congéneres. Lo entiendo.

Pero me saca roncha que en el cine, en la cola del pan, o donde diablos fuere, un par de tipos conversen alegremente frente a tutilimundi, aderezando su conversa con ajos cebollas culantros y nabos. Tampoco tampoco pues!

Tienen TODO el derecho de hablar las lisuras habidas y por haber, pero yo tengo el derecho DE NO ESCUCHARLAS!!!!

Ahhhh.... ahora que boté bilis gratuitamente y me limpié el páncreas, hígado y vesícula, puedo comentar sinceramente que mis ajos y cebollas también son lanzados de cuando en cuando (como dice Fiore líneas arriba, si te cierras el cajón de la cómoda de caoba con olor a naftalina de tu abuelita sobre el dedo pulgar, lo lady se te va por la tubería y lanzas un ·$&"!&&·%"%&"$%"·$%·%/ de padre y señor mío!)

Apapachos.

PD: Y te quedaste algo corto con la definición inicial. No sólo se habla sucio en la calle...no?

Angel Castillo Fernández dijo...

Puta yo no puedo dejar el puta, puta, puta, putaaaaaaaaaaaaa

Rolando Escaró dijo...

esa es la gente del perú mi estimado perro andaluz, más hipocritas que la concha de su madre

Anónimo dijo...

De acuerdo, es que además somos muy incipientes en casi todo.
La pantalla algo está cambiando. El otro día vi un capítulo de la serie "La Gran Sangre" y me dio gusto ver que por primera vez hablaran huevadas con naturalidad y con la criollada real que se da entre brothers, así que supongo que con más de eso, nos iremos acostumbrando un poco a sonreirnos de lo ocurrente y pasar a una palabra sola por lo que es, una palabra, que de por sí no tiene porqué dar risa. Pero tendrás que reconocer que quienes más se rien son quienes menos aspecto tienen de haberse chupado un ron en el parque.

Head

Yo dijo...

jajajajaj me vacila tu forma de escribir es la cagada. las putamadreadas y las mandadas de mierda son lo mejor :P

AnaM.M.N dijo...

La hipocresía es un mal universal, amigo.Como el lenguaje sms.Y expresarse abruptamente una máscara para quien no tiene nada que decír.Lo malo es que eso, que a veces raya el insulto, se confunda con crítica,o dureza,o vaya usted a saber que...gracia.

Un abrazo

Calle Quimera dijo...

La hipocresía está arraigada en todo el globo terráqueo, Allan, y si hay marcianitos por ahí por el espacio no te extrañe que también la tengan enseñoreada entre ellos...

Hay muchas cosas que se hacen y se dicen habitualmente, pero no se soporta verlas reflejadas en una pantalla o en un libro. ¿O los censores que ha habido siempre y en todas las culturas eran cuerpos gloriosos...? La hipocresía es tan antigua como el mundo, y me temo que seguirá existiendo mientras nuestra especie continúe en pie.

Besos.

Jordan Martín Jáuregui Meza dijo...

Esos Enemigos Íntimos de mierda. Qué se puede esperar, es lo que la gente cojuda quiere ver.

schatz67 dijo...

El lenguaje es una mansión mi querido dog.Ya uno decide si se queda en el recibidor,si quiere disfrutar solo del comedor,pasar defrente a la cocina o encerrarse en el dormitorio donde la coloquialidad domina la mayor parte del tiempo.

Por supuesto que los hay (y que cantidad)que se quedan solamente en el sótano.A esos todo los sorprende,la lisura,las palabras dizque rebuscadas o cualquier otro modo de expresión que salga de lo convencional.Ese grupo es la mayoría en un país (aceptémoslo por favor)que además de todas las taras que mencionas tiene una germinal:la ignorancia pura y dura.

Salutti

Schatz

Julius Contreras dijo...

Puta mare, que chucha quieres que te diga, cuñao. Cuando estudiaba la inutil carrera de Comercio exterior, las hembritas tenían un lenguaje de penitenciaría que sorprendía eschuchar de una persona supuestamente frágil, leidita y elegante. Me he dado cuenta también que decir tanta vulgaridad junta cansa y no me hace ningún favor. Quedo hasta las patas con la gente que, hipocritamente, también las profiere. Así es, pues: la chabacanería es como la pornografía: todo el mundo lo habla pero nadie lo admite. Un abrazo.

PasajeraEnTransito dijo...

La risotadas tambien son de nervios o de verse reflejados en esos puteadores personajes. Es como cuando ves perros copulando en la calle, a muchos les da "cosa" y voltean para no ver porque de alguna manera les recuerda la propia experiencia.
Saludos Allan, desde el frio DC.