domingo, marzo 13, 2011

EXTENSO (*)

Definir la poesía es un acto imposible además de innecesario. De hecho, todos tienen una opinión acerca de ella. Algunos le huyen como a la peste y la descartan de sus vidas como se hace con las cosas que no sirven o que estorban. Otros, en cambio, se acercan a ella con curiosidad y sorpresa, esperando encontrar en los versos, respuestas a preguntas que no se habían planteado, pero que las hacen suyas de muy buena gana. Sin embargo, existe otra categoría -la más rara-, que congrega a todos aquellos que decidieron saltar al vacío y volverse poetas.

Pero claro, no te me vayas a incluir -te lo voy a agradecer-, si eres de los que, de vez en cuando, hace su rima bacán o junta sus palabritas (lindas todas) y las coloca apropiadamente, incluso con gusto, y te declaras poeta ante la humanidad. No pues.

Para poder llamarte así, no basta con eso. Y es que los poetas, no son seres inspirados, tocados por el numen, que solo se sientan a esperar que algún serafín les dicte susurrante lo que deben escribir. La poesía yace escondida bajo tierra, en el fondo del mar, en otros planetas inhabitados a los que acceden los constantes, los que se compraron el pleito, los tercos que no se resignan a rociar con azúcar un conjunto de palabras y con ello, alcanzar el estro.

Los poetas son capaces de abandonar casi todo, con tal de lograr la frase esquiva, el acierto estético de una coma, o la certeza complacida de un fonema. Los poetas sufren, por lo general, su poesía. Paren sus versos con dolor, mitigado únicamente por el llanto de su creación, como las madres ante sus hijos recién nacidos.

Me consta que tú lo eres, que has pasado todo el proceso devastador de escribir poesía, que cuatro años te han costado mudar de piel, renacer y volver a morir, en este ciclo interminable que han elegido vivir los que como tú, saltaron al vacio sin importar las consecuencias.

Sé que este pechito, se pasea travieso por alguno de tus versos, hecho que le duele a algunos apestosos y apestosas, que tendrán que vivir eternamente resignados a oler en su aliento, sus propios rencores.

Me inquieta saber de qué letras tuyas soy depositario, misterio que quedará así, pues no me atrevería a preguntar, y tampoco me deberías decir.

Celebro tu libro, tu constancia, tu paciencia y tu cariño.

Salud, poeta. (detesto usar poetisa)


* Título del poemario publicado por Mary Eliana García Calderón (de venta en todas las librerías)

2 comentarios:

Oscar C. OKIPERU ® dijo...

Excelente brother.

(Pero obsequianos el dato completo)

sonjoj_warma dijo...

tranquilo pechito:)