jueves, setiembre 08, 2011

God bless you

Evangelizado por una tribu urbana de bestias fanáticas, Joel se hunde o eleva -según cómo se mire- en sanación mística y contrita, de todos los males terrenos que bastardean la misión de vivir como dios manda. Maldice de nosotros, los puercos amigos suyos que continuamos por la senda del pastel, la vid y el sexo contra natura. Nos mira con ojos compasivos, pero también de reproche.
La biblia que hoy lo acompaña como un apéndice, y que otrora se fumaba, se ha convertido en su voz cantante. Ya no habla más, ahora recita, trina, enuncia. No pocos de sus amigos le huyen como a la peste, menos yo, porque, para ser franco, jamás presto atención a los salmos que me regala como ambrosías que, muy delicadamente, arrojo sin que lo note, aunque ya me esté cansando de hacerlo.
Ha prometido salvarnos, y pasará el resto de su vida, llevando a cabo tal propósito, según confesó aquella noche en que llegó a saludar a Lalo por su cumpleaños. Era obvio que su presencia causó malestar entre la caterva de borrachos, jalones, hippies y maricas que danzaban entre humo y cibo matto.
Luego de esperar pacientemente a que disipara la algazara, y con un grupo que podía ser manejable, comenzó: Fabiana, ¿te parece bonito lo que has estado haciendo?; ¿Qué?-; Estar besándote con esa china de pelo violeta.
Por supuesto, fue mandado directamente a la mierda y más allá. Prosiguió con Erika, luego Renzo, Estuardo, y así, incluido yo, hasta finalmente llegar a Ramón quien no tuvo mejor idea que lanzarle un gargajo seguido de un manotazo que fue celebrado por la popular.
Suave, huevón -dije sin mucha convicción-. Es que este chucha se cree mi conciencia, que le vaya a dar consejos a la concha de su madre. Claro, -azuzó Miranda-, ya me tiene podrida este imbécil que no para nunca con su santa mierda. A ti lo que te falta es chucha, o pinga, no sé -incendió Manolo-. De pronto, la masa compacta rodeaba a Joel, que sin saber devolver las agresiones, agitó su biblia por los aires y como poseso, empezó a citar frases que enardecían a la turba, cada vez más.
“Los reyes de la tierra se sublevan y los príncipes conspiran contra el señor y su ungido…”
El descontrol se adueñó de la noche y Lalo, le pidió que por favor se retirase de su casa. No hizo falta. Joel fue sacado a empellones por el gentío, y a más jaculatorias, más golpes en medio de la calle. Traté en vano de interceder sin éxito alguno.
“Por eso reyes, sean prudentes, aprendan gobernantes de la tierra, sirvan al señor con temor, no sea que se irrite y vayan a la ruina porque su enojo se enciende en un instante…”
Más goma, más sangre.
“Señor, Dios mío en ti me refugio, sálvame de todos los que me persiguen…”
Esto fue lo último que se le entendió, luego fueron balbuceos írritos que no amansaban a nadie, por el contrario, era como tirar alcohol a las llamas, intentando apagarlas. La paliza continuó durante algunos minutos y si paró, fue más por cansancio que otra cosa.
Joel frotó la sanguaza de su rostro, levantó la mano en señal de alto, pidió a dios que nos perdonara, y lanzó la promesa espuria, con ese rictus que hasta hoy no he podido olvidar.
“El malvado concibe la maldad, está grávida de malicia y da a luz a la mentira”
“Cavó una fosa y la ahondó, pero él mismo cayó en la fosa que hizo”
“Su maldad se vuelve sobre su cabeza, su violencia recae sobre su cráneo…”
Esta noche, se han hecho el favor de sus vidas, y no descansaré hasta verlos salvos, porque así dios me ha enseñado.
No se dijo palabra alguna. Uno a uno se marcharon victoriosos, aunque se sabían, de algún modo, derrotados.
Me acerqué a él, lo levanté del piso y en completo silencio lo llevé hasta su casa. Abrió la puerta, y una vez dentro, la cerró con suavidad. Me quedé un rato observando las grietas de madera que, por alguna razón, tenían formas demoniacas.
Mientras, comprendía que la violencia es una forma de fanatismo, más perverso y canalla que el rechazo. Y antes de partir, pronuncié algunas palabras que con todo mi dolor, sonaron así:
Que dios te proteja, Joel, porque yo no quiero hacerlo y tampoco puedo.
Al regresar, encontré la biblia desgarrada, y terminé de hacerla mierda, acabando con la maldición de mi amigo y, sin saberlo, también con su amistad.

PD: Por alguna razón, solo atribuible a los dioses o demonios, se ven algunos párrafos en fondo blanco y no hay forma de deshacerlos. Lo tomo como una señal, pero me cago en ella e igual publico. (esto debería estar en color rojo, pero ya saben, los seres superiores).

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto esta muy bien escrito es tuyo?

http://6569f8d4.theseblogs.com

Oscar C. OKIPERU ® dijo...

Qué tal genialidad brother.

Saludos.

Anónimo dijo...

Gracias por comentar! Es una analogia muy grande la mia. la casa seria...yo. y los gritos serian el problema.

PD: me encanta como escribis

Cinthya Castillo dijo...

Vaya no habia leido algo tan bueno hace mucho.

Anónimo dijo...

Opino lo mismo que Óscar, pura genialidad. Mis respetos hermano!

mediodiablo dijo...

"No podrá entrar en la asamblea del SEÑOR ningún hombre que tenga magullados los testículos o mutilado el pene."
(Deuteronomio 23:1)

El perro andaluz dijo...

pobre loca de mierda