viernes, noviembre 17, 2006

tristeza

¿Cuántos momentos indeseables nos harán estremecer?
¿Cuántas horas aciagas nos esperan todavía?

Sabemos sin saber, que rozarán nuestra piel con el frío inhabitable de las sombras.
Llegarán oscuras aun de mañana. Cobardes y reptando, agazapadas tras una llamada telefónica o un adiós irremediable.
La tristeza no es punible y el dolor prescribe con cada kleenex arrojado.

Pero seguimos viviendo a pesar de los pesares. Testarudos y resignados, relamiendo esas heridas que no paran de sangrar.

Sufrir hace bien. Dicen que nos fortalece. La única certidumbre que nos queda, es saber que tarde o temprano, lloraremos.
De nada sirve estar atentos, jamás uno está listo para el estrepitoso capítulo de la pena.
El sobre cerrado de las malas nuevas, se abre inaudito, clavando las esquirlas de su embate, en los mismísimos ojos de tu voz.

Sumando los sabores agrios del tiempo, juntaríamos años de acibarado paladar.
Y así continuaremos. Fermentando desazones con ahínco y obstinado tesón.

La pus no se acaba y tampoco nosotros.

3 comentarios:

Pripilas dijo...

Es cierto, el que no sufre no es capaz de vivir. Si todo fuera color de rosa estariamos metidos en una novela de televisión... y aún ahí tambien sufren.

A vivir y esperar que todo suceda como debe suceder.

Saludos

Anónimo dijo...

Asi es estimado perro andaluz

Pero el dolor alecciona, solo que la cuota de su ciencia esta en las penurias

Asi dice EL "y quien añade ciencia, añade dolor"

Acitsonga dijo...

Para momentos así imprescindible Moz