Noche de paz, noche de copas...

Aquí de nuevo. Pasada la Navidad y la calentura de mi post anterior y luego de unas inmerecidísimas vacaciones, vuelvo para comentar mis andanzas de noche buena.

Llegada la media noche del 24 y luego de los consabidos, abrazos, rezos, brindis, regalos, lagrimones, cohetes, niños corriendo, chispitas y la respectiva tragazón: cogí el auto y con unos amigos, nos fuimos a dar vueltas por la ciudad.
A golpe de tres de la madrugada, fuimos directo al grifo por el primer six pack y empezamos el recorrido. Nos dirigimos hacia Breña, donde habían familias enteras, escuchando salsa dura, fuera de sus casas y con su respectivo jonca en el piso. Nosotros desde el carro, comentábamos que la navidad ya no era como antes y que la espiritualidad de la fecha, había dado paso a la borrachera y el vacilón. Todo ello mientras las twist off, desfilaban agilitas, por nuestros picos benditos.
Salimos de Breña y enrumbamos al centro de la ciudad. No circulaba mucha gente, tampoco vehículos. La plaza San Martín, estaba horriblemente iluminada. La plaza mayor, lucía más bonita.
Salimos de allí, con destino a Miraflores, pero antes de llegar a la vía expresa, a uno de los amigotes, se le ocurrió, que nos diéramos una vueltita por la Victoria.
Subí por Grau, agarré Iquitos, llegué a 28 de Julio y contra todo pronóstico, la Plaza Manco Cápac, estaba llena de putas. Parecía medio día y cualquier cantidad de parroquianos, pululaban presurosos en busca de su pavita para darle su relleno.

Continuamos el recorrido y de pronto, estábamos por el barrio de Matute. Vimos un montón de lucecitas rojas que se prendían y apagaban, pero oh!, milagro navideño, tenían vida propia. Avanzaban, subían, luego bajaban nuevamente. El más avispado de mis amigos, se dio cuenta que no eran luces de navidad, eran una veintena de fumeques, disfrutando de lo lindo, su rico pie (pai) de noche buena.

Arrancamos en wan y ahí sí, directo a Miraflores, no sin antes hacer la segunda parada en un grifo del camino. –oe, no están tan heladas on’-, -pucha ¿si no?-, -que chucha, chupen rápido entonces, antes que se calienten más- (dijo el más sabio de todos)
Nos dimos un paseo por el malecón y se podían ver a personas , en los grandes balcones de los edificios que miran al mar. Pasamos por Larcomar y del Marriot, salían algunas viejas estiradas con viejos encogidos (por el trago) y se trepaban a sus "meches", que los valets parking con esmero les traían.

Seguimos por Barranco, (otro grifito) que estaba aburridazo, luego Chorrillos y el intrépido del grupo, propuso ir al Morro solar. Aceptada la propuesta, fuimos a otro grifo, para "stockear" la provisión de chelas. Una vez arriba, decidimos esperar a que amaneciera y tener el privilegio, de ver como despertaba, nuestra bella y apacible cuidad. (así se veía en ese momento)

Escuchando la versión punk de noche de paz, cantada por Sumo, repetida hasta el infinito, y discurseando sobre lo bueno y lo malo de la navidad, sentados sobre el murito, vimos aparecer los primeros rayitos de sol, mientras se apagaban las últimas botellas de cerveza, que sirvieron de perfecto sosiego, ante la nostalgia reverdecida, que aparece siempre por estas fechas.

Retornamos al cubil y a eso de las 7:30am, nos dimos un gran abrazo y prometimos eufóricos que el año nuevo, tendríamos que pasarlo juntos, de todas maneras. (promesa de borrachos finalmente) Luego de eso…hasta mañana con los panchos.

PD: Muchas gracias a todos por sus buenos deseos. Yo quiero lo mismo para ustedes y esa no es palabra de borracho.