martes, noviembre 25, 2014

Historias máximas I

No me gusta cuando llamas a contarme tus cosas. Y no porque me llene de celos mientras narras cómo tu novio te hace sentir espléndida. Tampoco porque me aburran tus peleas idiotas con él, o con gente de tu chamba. La razón por la que odio que me llames, es simplemente porque tu voz me vuelve loco. Me excita de una manera inaudita y no importa lo que estás diciendo; a los minutos, no puedo evitar bajarme los pantalones y tocar con avidez mi enhiesta genitalidad. Y no, no te amo, no muero por tu amor; tan solo por tu cuerpo, y claro, tu voz. No sabes lo mal que me siento cuando mencionas hechos lejanos, ajenos, mientras yo froto mis partes con fruición. Y en tanto te despides y te vas, yo me vengo inmenso sobre tus tonos dulces y graves cuando me dices que gracias por escucharte y ser tu mejor amigo.   

No hay comentarios.: